¿QUÉ PASA SI LE GRITAS A TU HIJO/A?

CUANDO LE GRITAMOS A NUESTRO HIJO:
Los niños aprenden observando y replicarán aquello que hagamos. Somos su mayor modelo.
Si ante un conflicto o situación problemática levantamos la voz y le gritamos le estamos mostrando que estamos fuera de control.
Le estamos enseñando a resolver conflictos mediante la agresión y no mediante el diálogo.
Fomentamos en el niño/a inseguridad y baja autoestima.
Seguramente obtendremos obediencia pero a consecuencia del miedo, no del aprendizaje.
Generamos más stress y nervios en él/ella.
No le estamos enseñando una forma favorable de vincularse con otras personas.
Gritar cuando el otro grita genera una escalada y lograremos lo opuesto a aquello que deseamos.
Si hablamos en tono calmo pero con asertividad y firmeza lograremos que el niño vaya calmando su ánimo.
Si en cambio logramos autoregularnos:
Estaremos modelando la autoreegulación en nuestro hijo.
Generaremos un clima de confianza.
Le enseñaremos mejores modos de vincularse con los demás y de resolver conflictos.
Seguramente nuestro hijo accederá a comprender y a aprender de la experiencia.
Favoreceremos la buena convivencia.