EL LADO B DE LAS "FELICES FIESTAS".

PALPITANDO LAS FIESTAS.
Un comentario recurrente de muchas personas en estas fechas, entre corridas, colas eternas en tiendas y enfrentamientos familiares es: “lo único que quiero es que pasen las fiestas”, “están todos locos”, “estoy desbordada/o con tantos preparativos”. Parece que quisiéramos hacer todos al mismo tiempo, las mismas miles de cosas.
Se acercan las fiestas, momentos para reunirse y compartir en familia. Muchos perdimos seres queridos y la pandemia dejó sus secuelas, a todo nivel.
Los niños perciben los estados emocionales de los adultos que los rodean y en ocasiones, al no saber o no poder gestionarlas, pueden manifestar conductas disruptivas, gritar o pelearse entre ellos, como modo de canalizar toda esa emoción que perciben, que sienten y que los desborda. Y aquellos preparativos y esa cena que debía ser armoniosa y feliz terminan en caos familiar.
¿QUÉ SUCEDE EN ESTAS FECHAS? EL "FENOMENO PREFIESTAS".
· Estrés y cansancio acumulado durante el año.
· Encuentro con la familia extendida, con quienes tal vez el vinculo no es tan estrecho y con quienes tampoco tenemos la mejor relación, o incluso también conflictos o diferencias.
· Compras obligadas de juguetes caros y/o una sensación de frustración por no poder comprarles aquello que ellos desean.
· Secuelas de la pandemia, a nivel emocional, económico, que se llevó a gente querida.
· Duelos recientes que agudizan las ausencias y remueven la heridas.
· La presión cultural del “tener que” ser feliz en familia en las fiestas, un imperativo angustiante cuando percibimos que no es así en nuestro caso, por el motivo que fuere.
· Sentimos la presión de tener que mostrarnos felices ante nuestros hijos.
· Suelen ser fechas de cierre de ciclo, en las que muchos hacemos un balance del año, que a veces suele ser positivo y otras no tanto, en el que habremos logrado algunas cosas y muchas habrán quedado en el camino, quizás muy importantes para nosotros.
ALGUNAS SUGERENCIAS Y RECOMENDACIONES
· No vivir las fiestas como un momento obligado de reunión, pero si no podemos renunciar a esa rutina, intentemos vivirla como un encuentro sin grandes expectativas en cuanto al disfrute. Intentemos simplemente transcurrirlas del mejor modo posible y otorgándole el sentido que para nosotros realmente tengan estas fechas.
· No sigamos el mandato de hacer un balance en estas fechas si no lo deseamos. Podemos ir haciéndolo durante el transcurso del año, en función de los propios deseos y necesidades.
· Si estamos atravesando un duelo reciente, es importante modelar en nuestros hijos la inteligencia emocional, poniendo en palabras, nombrando la verdad sobre las emociones y expresando aquello que nosotros sentimos como adultos. De ese modo también validamos las suyas.
· Si surge durante el encuentro el recuerdo de aquel ser querido, podemos recordar anécdotas o momentos felices vividos junto a esa persona. Permitámonos a nosotros mismos y a quienes nos rodean estar tristes y expresar aquello que sienten, sin invalidar.
· Los niños son nuestros grandes maestros. Tomemos su ejemplo, valoremos las pequeñas cosas, sonriamos con su risa, y aprendamos -como ellos- a vivir con alegría a pesar de las adversidades. Y si no podemos, al menos busquemos algún rinconcito, alguna actividad, que nos haga sentir mejor y nos permita disfrutar, a nuestro modo.
Lic. Yanina Almaraz.